La tarde caía, brindándole a mi vista una paleta que pasaba de los rosas al violeta, al negro, el preámbulo de una tormenta cruzaba la avenida Córdoba, lamenté no tener la suficiente batería en el celular para captar ese catálogo pantone que se imponía sobre Villa Crespo, uno de los tantos barrios devenido en Palermos.
Unas hojas corrían carreras con los motoqueros celebrando la llegada del otoño, por momentos unos rayos de sol le agregaban más dramatismo a esa vista, nos hacían más perder en el cielo y no mirar las esquinas para cruzar. A las 19 tenía una reunión esas de 20 minutos para ajustar detalles y principalmente coordinar los pagos con un cliente.
Gire en Gurruchaga y el agua no se hizo esperar, apure un poco el paso y me sorprendió un VICO en Gurruchaga, conocía el que está cerca del exilio pero este no, así que entré, no me quería mojar, no quería caminar más.
Al entrar unas azafatas me ofrecen una tarjeta para cargar y tomar vino en copa desde unos dispensers, pero si bien estaba con ganas de recibir explicaciones de boca de una dama, estaba para algo más fresco que un malbec.
Me acerque a la barra, y mi contacto para la reunión me pide que le pase la data por mail que estaba complicado y no iba a llegar, pensé en irme, pero no ya estaba allí, afuera llovía y el lugar estaba plagado de turistas, que otro plan mejor tenía que quedarme a disfrutar de una buena bebida.
Ya una vez instalado en la barra, para mi el mejor lugar para tomar tragos, no me van las mesas, comienzo una charla con el Barman, Ema, verlo trabajar era un placer, una rigurosidad y un refinamiento en la presentación de los tragos que realmente me sorprendió, cuando les conté recién que había turistas no era por que estaban todos con sus pasaportes en la mano sino por el movimiento en la barra de tragos raros, coctelería de alta gama, ningún fernet con cola.
No había casi parado en todo el día así que me relajé y me pedí una ración de Faina, boconccinos y tomates con albahaca mientras hablaba con Ema y definía mi trago, la mezcla itálica y árabe de mi menú me hizo dudar pero eran las 19 hora ideal para un Gin tonic o un Vermouth, así que arremetí con un aperitivo para acompañar. Ya en la semana había terminado la primera parte del informe sobre el vermouth y alli tenian uno de los que no había probado el Lunfa, así que sin dudar le indiqué un Lunfa solo, como si yo supiera y jugándome por esta bebida en estado puro.
El empeño que le puso Ema al trago fue increíble, si bien había gente podíamos hablar tranquilos, los bartenders muchas veces hacen mejor trabajo que los psicólogos. Me acerca mi veso y allí surgió la magia, cuando acerqué mi nariz y me deje llevar por el aroma, sentí lo mismo que sentí en mi adolescencia la primera vez que paso una dama junto a mi y dejó una estela de su fragancia, magia, lo miré serio y lo increpé, es vermouth?? Sí, me respondió y comenzó con la descripción y los pasos que llevaron a que sin probarlo sienta en la nariz una marea de fragancias.
Elaborado con Torrontés Salteño y con una mezcla de hierbas y flores seleccionadas por un perfumista, hacen que realmente el aroma sea el de un dulce perfume que nos prepara para el goce. Lo que sigue es indescriptible creo que cada papila de mi lengua se sintió mimado por este trago, LUNFA lo podríamos catalogar entre los vermouth premium, o selectos, como diría el gran Henry Church, ¨Es una experiencia religiosa¨ .
Los vermouths que están en el mercado, los locales, difieren poco el sabor uno de otro pero realmente este se distingue lejos del resto, es un bello experimento, una aventura de un loco, que después hablando más en profundidad, me contó que son los mismos que hacen el Gin Heráclito & Macedonio, otro producto raro y distinto un gin con color. Realmente las notas frutales y de hierbas se mezclan increíblemente en la boca y solo es un placer tomarlo, y tomar uno detrás de otro, es fresco, liviano, un placer disfrutarlo.
Siguiendo con la charla, y como me veía interesado y que algo, poco casi nada, sabía me mostró una línea de tónicas y refrescos que están elaborando para coctelería que son muy interesantes y todas quedan de maravillas, con el LUNFA, en especial la Tónica y un Bitter Tonic muy común en Italia, parecido a la Arancia Rossa de San Pellegrino. Realmente sorprendido por el tiempo y la onda que le puso Ema a la charla le di un apretón de manos, y marché rumbo al exilio, con el placer de haber gozado con Lunfa y con las escasas estrellas que siguieron mi paso por Córdoba, en esa hermosa postal del asfalto mojado, la brisa otoñal y el olor de la lluvia.